En el marco del Día Mundial Contra la Hepatitis, investigadores señalaron que el rebrote del virus no se provocó por el coronavirus pero sí posiblemente por el aislamiento.
Con la aparición del Covid-19 en el 2020, diversas enfermedades que se creían erradicadas volvieron a aparecer, algunas de ellas incluso resurgieron de una manera distinta y más mortal de lo que había sido en su primer contagio masivo.
La hepatitis infantil, apareció inesperadamente a finales de la cuarta ola del coronavirus en abril del 2022, y aunque se consideró que la pandemia tendría relación con su aparición global, se ha comprobado que esto va más bien encaminado a dos virus distintos y un gen específico en los menores.
Dos equipos de investigadores, uno concentrado en Londres y otro en Glasgow, coincidieron en que la aparición de la hepatitis infantil se derivó de un adenovirus que causa resfriados y molestia estomacal, y el virus AAV2 que originalmente no causa ninguna enfermedad pero afecta de manera grave al ser combinado con un segundo patógeno.
Además de estos dos factores, se demostró que la mayoría de los infantes enfermos eran portadores de un mismo gen, presente únicamente en el 15.6 por ciento de la población general, por lo que casos de hepatitis infantil severos continúan siendo poco comunes.
Los hepatólogos pediátricos estudian la relación de la hepatitis infantil de origen desconocido con infecciones por adenovirus, presentes en cerca del 40% de los casos del Reino Unido https://t.co/USe6ayBDAz via @aepediatria pic.twitter.com/BHeR5N4Wev
— SPARS (@SocPedARS) July 28, 2022
La relación con el SARS-CoV-2
Este mismo grupo de investigadores extranjeros, comprobaron también que la vacuna para prevenir el coronavirus no está relacionada con la aparición de la hepatitis como se había pensado, pero lo que sí, sería el confinamiento al que durante cerca de dos años los menores estuvieron sometidos.
Según los resultados, el aislamiento y y la nula convivencia con más niños, espacios públicos como parques, escuelas y demás, además de la baja exposición al ambiente, hicieron que los niños no desarrollaran inmunidad a infecciones comunes como los adenovirus.
Al comenzar a ser parte de la reactivación de actividades, estos se vieron expuestos sin protección inmunológica alguna y fue fácil contraer la hepatitis.
Entre abril y mayo, se mostró que cerca de mil niños presentaron hepatitis grave a nivel mundial, la mayoría de ellos concentrados en Reino Unidos en donde en el peor de los escenarios, tuvieron que recurrir a un trasplante de hígado para salvar su vida.