Por las tardes-noches, Rigoberto Angulo, incluido a veces su hijo Jesús, vendía tamales en las colonias de Culiacán, Sinaloa….
Lo hacía para sacar adelante el hogar, pero también para apoyar el sueño de su hijo de llegar a debutar en Primera División.
´Me dedicaba, inclusive él apoyaba, vendíamos tamales, y él en ocasiones me apoyaba, me ponía a vender en puestecito, él (Jesús) tenía como 13-14 años, cuando estaba aquí en la casa´, dice vía celular.
Habla el padre de Jesús Angulo, el nuevo refuerzo de los Tigres para el Grita México C2022, quien llega a los felinos tras un largo de camino de sacrificios, pero que ha visto recompensado con dos títulos de Liga: en Santos y el Atlas.
Muchas Gracias por la bienvenida🙏🏻🙌🏻🐯@TigresOficial vamos por el objetivo. https://t.co/49kfZCoI0l
— Jesus Angulo (@jesusau98) December 29, 2021
Rigoberto da un consejo a aquellos padres que puedan sentirse cansados de apoyar algún sueño de sus hijos:
´Jamás dejarlos de apoyar, jamás rendirse, venga lo que venga, si son de recursos económicos bajos, como en el caso de nosotros, apoyarlo con todo´, expresa.
´Jamás hay que dejarlo de apoyar. En cualquier deporte que le guste, no rendirse, y siempre decirle ´síguele, seguimos adelante´, si tenemos que pedir prestado, hay que hacerlo´, explica.
Originarios de la colonia Jardines del Valle, Rigoberto insiste en que nunca hay que bajar los brazos en el apoyo a los hijos.
´Venimos de gente humilde, somos gente sencilla, gente de colonia de que realmente venimos no de recursos suficientes, pero eso nunca nos detuvo para decir ´no lo voy a seguir apoyando porque no podemos, porque realmente a lo mejor llega, a lo mejor no llega´´, comparte.
´Tiene uno que seguir adelante para realizar el sueño de él, porque tenía las cualidades, las aptitudes, las ganas, todo tenía él, para salir adelante´, dice Rigoberto.
Todo empezó cuando Jesús tenía alrededor de 7 años de edad y empezó a patear un balón en el campito de la colonia Jardines del Valle, y empezaron a formarse equipos con los distintos niños que venían de ahí y de otras colonias.
Se siente orgulloso de que su hijo puso ya su nombre en la historia del Atlas. Recuerda que el día de la Final ante León no pudo estar en el Estadio Jalisco porque estaba reestableciéndose de Covid-19.
´No pude asistir porque me pegó el Covid, estaba confinado. Me lo perdí, estaba gritando desde la cama donde estaba, gritando y echando porras, ya sabrás ya la alegría que me dio cuando cayó el último penal.
Ya había salido del hospital, salí el sábado, y el partido fue el domingo´, relata.
Habla con la alegría, la energía, la esperanza y la fe de aquellos que saben que el amor por los hijos es capaz de mover montañas, y si es necesario…mucho más.
´Así lo tuve que hacer yo, pedir prestado para ir a un Nacional o aquí o allá, jamás le dije: ´no vas porque no tenemos. Esa es la recompensa, el éxito, y esto viene para adelante, las cosas no caen fáciles del cielo, todo es sacrificio, dedicación empeño´, dice.